martes, 5 de septiembre de 2023

Crisis en contrato de la primera línea del metro de Bogotá por posibles adiciones presupuestales

Crisis en contrato de la primera línea del metro de Bogotá por posibles adiciones presupuestales.


Introducción


El proyecto de la primera línea del metro de Bogotá ha sido uno de los más ambiciosos en materia de infraestructura de transporte público de los últimos años en la capital colombiana. Sin embargo, en las últimas semanas se ha desatado una fuerte polémica por posibles sobrecostos y adiciones presupuestales al contrato inicial.

El propósito de este artículo es analizar en detalle esta problemática que amenaza la continuidad de la megaobra, sus orígenes, posibles salidas y el impacto para la movilidad de millones de ciudadanos.


Antecedentes del proyecto


La primera línea del metro de Bogotá contempla la construcción de un sistema de transporte subterráneo de 24 km de longitud, con 16 estaciones que conectarán el occidente y el suroccidente con el centro de la ciudad.

Fue adjudicado en 2019 a un consorcio chino liderado por Power Construction Corporation of China por un valor de $12.9 billones de pesos. La construcción inició en 2020 y se espera sea entregada en 2028.

Se estima que el metro tendrá una demanda de 472 mil pasajeros diarios y permitirá reducir tiempos de viaje en más de 50 minutos entre los extremos del trazado.


El origen del conflicto contractual


A mediados de 2022 el consorcio constructor presentó a la Empresa Metro de Bogotá una solicitud de adición presupuestal al contrato por un valor de $1.8 billones de pesos, es decir, cerca del 15% del costo inicial.

Esta adición se debe principalmente a sobrecostos en la adquisición de materiales y al aumento del dólar, que encareció la financiación de equipos importados.

La solicitud prendió las alarmas, pues el presupuesto total podría elevarse a más de $14 billones, deteriorando la relación costo-beneficio que se planteó inicialmente para el metro de Bogotá.


Posiciones encontradas entre empresa y consorcio


La Empresa Metro se ha negado a reconocer esa adición, señalando que el contrato es a precio global fijo y por tanto el concesionario asume los riesgos de incrementos en insumos y tasas de cambio.

Sin embargo, el consorcio argumenta que dichos incrementos fueron impredecibles y extraordinarios, y que de no reconocer la adición se verían obligados a suspender el proyecto.

Consecuencias de una posible suspensión de obras

De concretarse la suspensión temporal de las obras, se generarían graves consecuencias:

  • Parálisis de frentes en ejecución como tuneladora, patio-taller, estaciones.
  • Incremento en costos por mayor duración del proyecto y rearranque de actividades.
  • Retraso mínimo de 3 años en entrega de la línea 1 del metro.
  • Suspensión de contratos con proveedores, subcontratistas y trabajadores.
  • Pérdida de empleos directos e indirectos vinculados a la obra.
  • Impacto sobre la confianza inversionista en proyectos de infraestructura en el país.

Posibles salidas para destrabar el conflicto


Aunque el panorama luce complejo, existen algunas alternativas para solucionar esta controversia contractual:

  • Una conciliación entre Empresa Metro y contratistas para pactar un reconocimiento parcial de la adición solicitada.
  • Acudir a un arbitraje para que un tribunal dirima la disputa sobre la adición presupuestal.
  • Plantear al Gobierno Nacional una inyección adicional de recursos para financiar el sobrecosto del proyecto.
  • Evaluar optimizaciones en el diseño que permitan reducir costos sin afectar beneficios del metro.

Impactos en la movilidad sin el metro


Sin duda, la parálisis de la línea 1 del metro tendría graves consecuencias para la movilidad de Bogotá, entre ellas:

  • Colapsos en el sistema TransMilenio por absorber demanda inicial del metro.
  • Aumento en tiempos de viaje en los principales corredores troncales.
  • Mayor número de accidentes por congestión vial e invasión del espacio público.
  • Incremento en emisiones contaminantes por mayor uso de transporte individual.
  • Costos económicos por horas-hombre perdidas en desplazamientos.
  • Deterioro en la calidad de vida por pasar más horas diarias transportándose.

Conclusiones


Es claro que frenar la construcción de la línea 1 del metro tendría gravísimas implicaciones para Bogotá, por lo que es imperativo que Empresa Metro y el contratista alcancen un acuerdo para destrabar la disputa contractual.

La ciudadanía espera que se analicen a fondo las diferentes alternativas en búsqueda de una solución viable para que esta obra estratégica siga avanzando. El futuro de la movilidad capitalina depende en buena medida de que se logre pactar una salida negociada a esta crisis.

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